Valencia 14/05/21.
¿Ha sido ético el comportamiento de las residencias durante la pandemia?. A esta pregunta ha respondido con un rotundo sí José María Toro, presidente de la Asociación Empresarial de Residencias y Servicios a Personas Dependientes de la Comunitat Valenciana (AERTE), en su conferencia “Las residencias de mayores. La ética como fundamento de legitimidad de la actividad empresarial” en el XXX Seminario de Ética Económica y Empresarial de la Fundación Étnor “Caminos de futuro en tiempos de coronavirus. Una perspectiva ética”.
El presidente de AERTE ha valorado la aportación de las residencias a reducir el “imprevisible” impacto de la Covid que “a todos nos superó” y que requería una respuesta sanitaria y no asistencial. José María Toro aludió al carácter complementario de los servicios sanitarios de las residencias que “en ningún caso son sustitutivos de los sistemas de salud públicos y privados. No somos hospitales pequeños, nos ocupamos de cuidar personas, no de curarlas”. En su opinión, y tal y como confirman diferentes informes internacionales, el principal problema de esta crisis ha sido la ausencia de atención sanitaria en las residencias. “Cuando más lo hemos necesitado el sistema ha fallado y las víctimas han sido los mayores”, asegura.
“Ningún dato puede despersonalizar la tragedia que se ha vivido en las residencias”, insiste José María Toro. Sin embargo, los datos y estadísticas permiten valorar la actuación del sector de los servicios sociales durante la pandemia. Estos datos permiten concluir que la incidencia en la Comunitat Valenciana ha sido inferior a la media de las autonomías; que la edad ha sido un factor principal de la mortalidad; y que estar en una residencia no ha sido un factor que incremente la probabilidad de fallecimiento por la Covid. La tasa de mortalidad en la Comunitat Valenciana de los mayores de 80 años ha sido de 18,07%; un 18,39 en el caso de los residentes.
Durante toda la pandemia la Comunitat Valenciana ha sido la cuarta autonomía con menos fallecidos en residencias sobre el total de los fallecidos (23,7% frente a la media del 37,8%). En relación con otros países, el porcentaje de mortalidad en residencias en la Comunitat Valenciana es inferior al de países como Australia, Austria, Canadá, Dinamarca, Francia, Holanda, Suecia, Reino Unido y EE.UU, países con modelos avanzados en la atención a personas mayores en residencias.
Los datos han permitido a AERTE comprobar si las medidas adoptadas durante la pandemia en las residencias eran las correctas. Así, la evolución de la incidencia general en la Comunitat Valenciana en su periodo más crítico, desde principios de diciembre de 2020 a finales del pasado mes de febrero, experimentó un incremento de un 240%. Este porcentaje fue del 144% en los centros residenciales. “A pesar de la gran incidencia y mortalidad del virus, las medidas que adoptamos sí que permitieron mitigar el impacto de la pandemia en las residencias” concluye José María Toro. “Nuestro trabajo ha sido muy importante y fundamental, y tenemos que estar orgullosos de ello”.
El presidente de AERTE ha defendido la profesionalidad de las plantillas del sector asistencial, que ha sido cuestionado por determinados sectores en momentos concretos. Esta afirmación también la sustentan los datos: el incremento de casos confirmados en el personal sanitario de la Comunitat Valenciana fue de un 180% en el periodo más crítico; en el personal de las residencias de un 128%. “De nuevo por debajo del contexto general”, confirma Toro, lo que supone un “espaldarazo a las medidas que tomamos y validan la profesionalidad y buen hacer de los profesionales de los servicios sociales”
Sin embargo, y a pesar de todos los datos, el presidente de AERTE considera que la percepción social del modelo de residencias ha quedado seriamente deteriorada. A ello ha contribuido, en su opinión, el “sensacionalismo” de algunos medios de comunicación y, también, “irresponsables” declaraciones de líderes políticos que han dañado al sector. “La gran mayoría de las diligencias penales y civiles abiertas en las residencias por la Fiscalía por denuncias de negligencia están siendo archivadas” apunta el presidente de AERTE.
AERTE, que agrupa a más de 150 empresas y atiende a más de 220 centros residenciales, de día y de ayuda a domicilio, ha tenido una actitud proactiva durante la pandemia. Ha propuesto y reclamado medidas que amortiguaran el efecto devastador del virus y ha sido crítica con determinadas medidas adoptados por las autoridades sanitarias en las residencias. “No podemos estar contentos pero sí sentimos que nuestro trabajo ha sido útil al bien común, hemos conseguido mitigar el impacto. Los empresarios y empresarias del sector han dado una muestra de responsabilidad social y compromiso ético del máximo nivel”, concluye José María Toro.
José María Toro ha dedicado la última parte de su intervención a la ética como factor legitimador de la actividad empresarial en el sector de los servicios sociales. Según ha expuesto, la sociedad concede legitimidad a la empresa, y “si no somos responsables con esa confianza de los diferentes grupos de interés acabaremos perdiendo la legitimidad” asegura Toro. La excelencia y la comunicación del trabajo realizado son dos factores que contribuyen a aportar mayor valor para todos y obtener, así, la legitimidad social. El presidente de AERTE recurre también a datos para valorar la profesionalidad y la calidad de los servicios de las empresas privadas del sector. En su opinión, la actividad empresarial en el sector de los servicios sociales está más que legitimada. “Aporta mucho más valor y aporta también el valor de la reducción de los costes. El funcionamiento y el comportamiento de las residencias durante la pandemia nos legitima absolutamente”, concluye el presidente de AERTE.
La conferencia ha tenido lugar en la sede de la Confederación Empresarial de la Comunitat Valenciana (CEV) con presencia de su presidente, Salvador Navarro. Pedro Coca, presidente de la Fundación Étnor, ha agradecido a Navarro el respaldo de la CEV para la celebración del Seminario. Por su parte, Enrique Belenguer, patrono de Étnor, ha presentado al ponente “una persona convencida de la capacidad que tienen las empresas para mejorar la sociedad y de la necesidad de la búsqueda de puntos de encuentro con las distintas entidades con las que tiene que interactuar para aportar valor al conjunto de la sociedad”.