• Son espacios asistenciales creados en las residencias asistidas para estimular con elementos, ambientes y tareas habituales en su vida anterior a las personas usuarias con mayor grado de dependencia
• L’Onada la Ràpita y L’Onada Tortosa incorporan unidades de este tipo
Tarragona, 4 de diciembre de 2018 .– El incremento de la esperanza de vida en el mundo occidental ha disparado la demanda de servicios asistenciales y generado también una mejora sustancial en la calidad de las residencias y centros de día, que diversifican prestaciones para dar respuestas individualizadas a las diferentes tipologías de personas usuarias que precisan de sus servicios. En este contexto de cambio, y para responder a los desafíos que plantean las personas de más edad y con un grado de dependencia tan notable que hace que sólo conserven determinadas capacidades sensoriales, han nacido unos nuevos espacios en los centros asistenciales denominados unidades de convivencia. En dos residencias de las Terres de l’Ebre ubicadas en las poblaciones de Tortosa y Sant Carles de la Ràpita y gestionadas por L’Onada Serveis, funcionan dos unidades de este tipo.
Para el profano, las Unidades de Convivencia son toda una sorpresa. Desde una cocina a un tendedero de ropa y, desde una cafetera italiana a un lavadero o un huerto; todo ello se conjuga en estos espacios para ofrecer un entorno en el que las personas usuarias ven estimuladas las capacidades que todavía conservan por elementos habituales a su vida anterior. “Intentamos crear un espacio similar a un hogar y lo llenamos de elementos que sabemos motivan a las personas que harán uso del mismo. Por ejemplo, aquí en La Ràpita hemos dispuesto un huerto y preparamos conservas de verdura porque conocemos las historias de vida de los usuarios y sabemos que, muchos de ellos, han sido agricultores y disponían de pequeñas huertas en sus viviendas o cerca”, señala Penny Subirats, directora de L’Onada La Ràpita.
Otro centro donde funciona también una Unidad de este tipo es L’Onada Tortosa, donde se dispone también de un jardín para que las personas usuarias puedan disfrutar de la horticultura y de un agradable espacio interior donde, si lo desean, tienen la posibilidad de degustar un café, cocinar o practicar diferentes juegos de mesa habituales a su vida anterior. “Jugar a cartas o a dominó es algo que hacen muchos de los residentes, pero si tenemos que identificar una actividad que destaca por su valor estimulativo esa es sin duda la de tender la ropa. Lo que buscamos es potenciar las capacidades que todavía conservan los usuarios y lo hacemos con estímulos que conocen y les hacen recordar momentos. Lo llamamos trabajo de reminiscencia”, explica Andrea Labòria, directora de L’Onada Tortosa.
Més Informació:
Luis A. Pérez, Comunicación y Prensa L’Onada Serveis
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